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Últimamente he conocido a un pianista decadente y egocéntrico, una gran fuente de inspiración y alegría. Hemos estado en una conexión telepática profunda durante algunas semanas, aunque ella lo negaría por orgullo. Cosas que pasan. De todos modos, siguiendo su consejo ayer, escuché a Satie y Debussy toda la tarde. Debussy-Clair de Lune, Erik Satie-Gymnopédies, Erik Satie-Gymnopédies, Debussy-Clair de Lune, Debussy-Clair de Lune, Erik Satie-Gymnopédies. Y finalmente Mozart-The Piano Sonata No 16 en do mayor.
Gracias a los colores, las notas suaves y el progreso del crepúsculo, un deseo colosal de belleza surgió en mí. Y me conmovió, pensando en ella, que toca el piano y en mí, que sufro las melodías divinas, completamente satisfecho por la ósmosis. Era un estado intermitente: estaba en la frecuencia correcta para someter mis emociones al impulso creativo y volar con las alas del sueño hacia los espléndidos espejismos de mi imaginación. Esto es lo que nació. Una serie diferente a las anteriores. Otro estilo, otras combinaciones, otras sugerencias.
También deseo que te dejes llevar por un poderoso deseo sin rumbo: lo único que importa es esta energía, que brinda apoyo y significado sin igual a todas nuestras creaciones.
